El mundo necesita poesía.
El mundo necesita
sugerencia y abstracción.
Necesita caricias de canela,
vino tinto
y marihuana.
El mundo necesita
la electricidad de las miradas anónimas
que se cruzan en las bibliotecas.
El mundo
necesita parecerse más
a unos ojos con vértigo
que piden gravedad
al filo del abismo
de unos labios húmedos.
El mundo necesita sincronizar la revolución
y los orgasmos
y no los horarios y las agujas del reloj.
El mundo necesita paz en los hogares
y guerrillas
para recuperar los parques.
El mundo
necesita palabras como cabezas nucleares
para reventar los cimientos de esta ética obsoleta.
Necesita espíritu
y no caretas, maquillaje y músculos de acero.
Menos hiperrealismo y más imaginación.
El mundo necesita sensibilidad,
escalofríos,
mariposas estomacales
que tomen las riendas de tu vida durante una tarde.
El mundo
ya no necesita unos papeles de colores
que te digan cuánto tienes.
Necesita profecías
no profetas.
El mundo
ni siquiera
necesita poetas.
El mundo
necesita
poesía.